viernes, 19 de junio de 2015

¡Ya están aquí! ¡Y son rojos!


¡Sí, sí! ¡Mirad qué bonitos! Rojo rubí, según el catálogo. Los esperaba un pelín más rojos pero bueno... ¡qué se le va a hacer! A decir verdad, las otras opciones eran muy sosas.

De todas formas, como llevo el pelo largo, apenas se me ven. Y con ese cable tan finito y transparente, son completamente invisibles. Tienes que acercarte con una lupa a mi oreja para saber si los llevo puesto.

Lo que sí es cierto es que son muy cómodos. 0 oclusión. Eso me encanta, porque debéis saber una cosa sobre mi canal auditivo: es muy estrecho. Ridículamente estrecho. Si fuese un pelín más grande, seguro que estaría más cómodo. Es lo que hay.

Mi audioprotesista los ha configurado hoy: Me ha hecho una audiometría a través de los propios audífonos y luego ha pasado una serie de tonos para ajustar la cancelación de feedback. El resto de opciones (programas, cancelación de ruido, etc, se han quedado como estaban)

Y ahora viene el gran pero: no me gusta nada el sonido... Y yo soy muy purista en ese aspecto.

Me ha dicho que puedo venir cuando quiera, sin cita ni porras, así que me temo que le voy a dar mucho la lata.

¿Qué noto? Pues... mi voz tiembla. Y la de los demás también. Sobre todo las vocales y los tonos sostenidos en el tiempo. Es como un trémolo perpetuo. Espero que no sea algo a lo que tenga que acostumbrarme. Oigo más, pero no necesariamente mejor.

Démosle un fin de semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario