¡Sí, sí! ¡Mirad qué bonitos! Rojo rubí, según el catálogo. Los esperaba un pelín más rojos pero bueno... ¡qué se le va a hacer! A decir verdad, las otras opciones eran muy sosas.
De todas formas, como llevo el pelo largo, apenas se me ven. Y con ese cable tan finito y transparente, son completamente invisibles. Tienes que acercarte con una lupa a mi oreja para saber si los llevo puesto.
Lo que sí es cierto es que son muy cómodos. 0 oclusión. Eso me encanta, porque debéis saber una cosa sobre mi canal auditivo: es muy estrecho. Ridículamente estrecho. Si fuese un pelín más grande, seguro que estaría más cómodo. Es lo que hay.
Mi audioprotesista los ha configurado hoy: Me ha hecho una audiometría a través de los propios audífonos y luego ha pasado una serie de tonos para ajustar la cancelación de feedback. El resto de opciones (programas, cancelación de ruido, etc, se han quedado como estaban)
Y ahora viene el gran pero: no me gusta nada el sonido... Y yo soy muy purista en ese aspecto.
Me ha dicho que puedo venir cuando quiera, sin cita ni porras, así que me temo que le voy a dar mucho la lata.
¿Qué noto? Pues... mi voz tiembla. Y la de los demás también. Sobre todo las vocales y los tonos sostenidos en el tiempo. Es como un trémolo perpetuo. Espero que no sea algo a lo que tenga que acostumbrarme. Oigo más, pero no necesariamente mejor.
Démosle un fin de semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario